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¡Aquel día de enero!

Fecha: 

04/01/2012

Fuente: 

Radio Rebelde

Autor: 

El Primero de enero de 1959, Fidel Castro, al frente de las tropas rebeldes, entra en la ciudad de Santiago de Cuba, y desde allí inicia la marcha por la Isla, para llegar a La Habana. La llamada desde entonces “Caravana de la Libertad”, entra en Camagüey con las primeras luces del cuatro de enero.

Entre la multitud que festeja el triunfo revolucionario, desde el propio día 1ro., está el joven Orlando Rodríguez:

“No sólo el día 1ro. amanecimos en las calles, cuando se conoció la huida del tirano Batista; estuvimos cuatro o cinco días en las calles, compartiendo con los barbudos que bajaban de la Sierra Maestra. Aquello era tremendo, una euforia increíble, el pueblo entero, no sólo nosotros los jóvenes, sino las mujeres, los niños, los ancianos, todos. Lo más grandioso que ha sucedido en Cuba, fueron aquellos primeros días del triunfo de la Revolución. Es inolvidable la alegría, el desbordamiento popular.”

Y en eso llegó Fidel…

En la mañana del 4 de enero de 1959, entran los rebeldes a la ciudad de Camagüey; y en el Regimiento No. 2 Ignacio Agramonte, lo reciben las autoridades de la provincia.

Fidel recorre las calles, y aprecia el júbilo popular, como luego confirma en una entrevista, -recientemente encontrada en viejos archivos olvidados- concedida a la Televisión en el Aeropuerto de la ciudad:

“Considero que el reconocimiento y el cariño que nos ha demostrado el pueblo, es superior a cuantos méritos podamos tener nosotros. Creo que sencillamente, no hemos hecho más que cumplir con el deber; y al fin y al cabo, no ha sido tanto el sacrificio; el mayor sacrifico ha sido el de las madres que han perdido a sus hijos en esta lucha, que fue una lucha necesaria. Nosotros simplemente hemos cumplido con nuestro deber, o al menos, con una parte de nuestro deber”.

En la Plaza de la Caridad, desde entonces conocida como Plaza de la Libertad, Fidel habla por primera vez a los camagüeyanos:

“En lo adelante el pueblo ganará todas sus batallas, porque el pueblo aprendió a ganar después de haber conquistado no solo la Revolución, sino el tenerla asegurada para sí, y ganará también las demás batallas”.

El periódico local de la época, “El Camagüeyano”, reseña el revolucionario acto de masas: “(…) en la histórica Plaza de la Caridad, frente al edificio del colegio Cisneros se organizó un mitin que, pese a que se prolongó hasta horas avanzadas de la madrugada, congregó allí a millares de millares de personas.

“En ese acto Fidel Castro pronunció un discurso vibrante, conceptuoso y patriótico, definiendo y concretando, una vez más, su proyección revolucionaria y la proyección integradora del Movimiento 26 de Julio”.

Después, en entrevista ofrecida a la Televisión, en el Aeropuerto de Camagüey, -prácticamente inédita hasta ahora-, el líder de la revolución declara:

“Yo me explico un poco la emoción del pueblo, la alegría delirante, solamente por lo cruel que fue la tiranía y lo inhumano que fue el régimen de Batista”.

Llegó el Comandante y mandó a parar…

Desde el Aeropuerto Ignacio Agramonte, Fidel anuncia su próxima llegada a la capital cubana:

“Sabemos que nos están esperando; pero, como ustedes han podido apreciar, la marcha tiene que ser un poco lenta; y eso nos retarda. Pensamos salir esta noche, o mañana al amanecer de Camagüey, y el miércoles, según nuestros cálculos, llegar a La Habana, en horas de la tarde”.

Realmente, Fidel habla al pueblo de Camagüey en la noche del 4 de enero; y en la mañana del día 5, continúa su avance por la Carretera Central.

En la localidad de Florida, el pueblo cubre todo el recorrido con aplausos, y banderas y pañuelos que agitan al paso de la Caravana.

Alberto Vázquez, otro de los protagonistas de la victoriosa marcha, comentó:

“En muchos lugares, a lo largo de la Carretera Central, no podíamos parar; pero siempre había pueblo congregado, a ambos lados. La gente sabía que Fidel iba hacia La Habana con el Ejército Rebelde victorioso, y por eso nos esperaban. Me acuerdo, que en Florida, mucho antes de la entrada, debajo de unos árboles, había un pueblo saludándonos”.

Y así, a lo largo de toda la isla, se realiza la marcha triunfante del Ejército Rebelde, que entra en La Habana, el 8 de enero de 1959.