Fidel, en Nochebuena, con los pobres de la tierra
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La celebrada fecha fue cierta para ellos por primera vez. Aquella noche empezaron a darse cuenta de algo que hasta entonces no habían conocido, y era que luego del 1ro. de enero de 1959 la vida para ellos, los carboneros, iba cambiando perceptiblemente.
No pocos debieron disimular el nerviosismo con expresiones y gestos infantiles antes de consumir el primer bocado. Su ocupación les había impedido festejar como Dios manda la fecha del 24 de diciembre, y mucho menos sentarse a la mesa cerca de alguien tan importante.
Al contrario de lo que los carboneros planificaron y esperaban, aquel día de 1959, poco antes de cuando se disponían a comer su plato habitual, Fidel, Celia Sánchez y otros dirigentes revolucionarios irrumpieron en las afueras del caserío de Soplillar para compartir, precisamente junto a ellos, la cena de Nochebuena, por propia iniciativa del líder de la naciente Revolución.
Fidel había decidido pasar aquella velada navideña en tan intrincado paraje de la geografía cubana en señal, nada más y nada menos, de la admiración por los carboneros y humildes campesinos de ese territorio.
Eran las primeras Navidades libres de Cuba en el más atrasado de los territorios del país, al triunfo de la Revolución, donde la gente vivía en paupérrimas condiciones, sin electricidad, sin médicos ni maestros y hacinados en rústicos bohíos. Fue la primera vez en la historia de Cuba en que un dirigente de esa envergadura compartía con los trabajadores más explotados y olvidados.
A 60 años del histórico suceso, los cenagueros recordarán la fecha con un programa cultural, deportivo y recreativo, según Bienvenido Roig Chirino, primer secretario del Partido en ese municipio matancero, evento que tendrá como escenario el Memorial-Biblioteca de la Cena Carbonera. Los cenagueros evocan orgullosos el acontecimiento que dice mucho de la dimensión humana de Fidel.