Artículos

El Cuarto Frente Simón Bolívar

Fecha: 

2018

Fuente: 

Revista Cinco Palmas No.5

Autor: 

El Cuarto Frente Simón Bolívar, fundado en octubre de 1958 en territorios de Holguín, Victoria de las Tunas, Bayamo, Gibara y Puerto Padre, bajo el mando del comandante Delio Gómez Ochoa, quedó integrado por las Columnas 32 José Antonio Echeverría, dirigida por el propio Gómez Ochoa; la 12 Simón Bolívar, en cuyo frente se encontraba el también comandante Eduardo Sardiñas, y la 14 Juan Manuel Márquez, bajo el mando del capitán Orlando Lara.

La Columna 12 operaba en Las Arenas, Nazareno, Tunas-Manatí, Bartle y Jobabo, la conformaban siete pelotones dirigidos por los capitanes Juan Oliveras, Silvio García, Roger García, Angel Sotomayor, Ernesto Labrada, Salvador Sosa y Marcos Carmenate, así como un pelotón de la comandancia, bajo las órdenes del capitán Manuel Piti Fajardo.

La Columna 14, con zona de operaciones en Bayamo, Cauto el Paso, Cauto Embarcadero, Gibara y Holguín, constaba de cuatro pelotones independientes encabezados por los capitanes Arsenio García Dávila, Cristino Naranjo Vázquez, Eduardo Suñol Ricardo y Orlando Lara Batista.

La 32 estaba conformada por dos pelotones al frente de los cuales se hallaban los capitanes Roberto Fajardo Sotomayor, también segundo jefe de la columna, y Félix Mendoza, así como por una escuadra dirigida por el capitán Ornar Fernández. Estas unidades se movían por todo el territorio del frente.

Desde la creación del Cuarto Frente sus unidades llevaron a cabo la organización del sistema de comunicación radial, el servicio médico, el cobro de impuestos, el trabajo político con la población campesina y la colaboración con el movimiento clandestino.

Principales acciones

El 21 de octubre, efectivos del pelotón del capitán Eduardo Suñol atacaron la presa de Holguín, cuyos defensores huyeron dejando tras de sí a tres muertos, dos prisioneros, armas, municiones y diversos equipos. Dos combatientes rebeldes resultaron heridos. En aquel combate participaron las integrantes de la escuadra femenina encabezada por la capitana Isabel Rielo. Ese propio día, el ejército fue emboscado en Aguas Claras; al siguiente tuvo lugar un encuentro en Jobabo.

En horas de la noche del 30, fuerzas bajo el mando de los capitanes Cristino Naranjo y Arsenio García sorprendieron a una patrulla enemiga en Yaguabo, en la Carretera Central, a la cual ocasionaron dos muertos, varios heridos y le ocuparon diversos medios.

En igual fecha fue saboteado el acueducto de Gibara, y un pelotón bajo el mando del capitán Ernesto Labrada quemó un camión de transporte en la loma de Pepe Bello, en la carretera Tunas-Jobabo. Cinco horas después combatió en el lugar con tripulantes de un transporte militar.

Los sabotajes comprendían asimismo el derribo de postes del alumbrado público y del tendido telefónico, así como la destrucción de las vías férreas.

A partir del 1o. de noviembre en el Cuarto Frente se intensificaron las acciones bélicas, en cumplimiento de las instrucciones relacionadas con la farsa electoral. A las once de la mañana de ese día, el pelotón del capitán Ángel Sotomayor penetró en Victoria de las Tunas donde combatió por más de media hora, mientras otros efectivos de la Columna 12 enfrentaron al enemigo entre Calixto y Buenaventura.

El 2, tras varios días de persecución, miembros del pelotón del capitán Suñol emboscaron en Los Güiros a una tropa que se movía entre Holguín y el central Delicias, ocasionándole veinte muertos, tres heridos y dos prisioneros. Suñol, resultó gravemente herido. También ese día, fuerzas encabezadas por el capitán Raúl Castro Mercader sostuvieron combate entre Fray Benito y Santa

Lucía. Al siguiente, efectivos de la Columna no. 32 atacaron el puesto de mando de la zona de operaciones de Bayamo, al tiempo que otros de sus integrantes efectuaban un tiroteo en esa ciudad.

Paralelamente, dos pelotones de la Columna 14 penetraron en Holguín, donde incendiaron el almacén del ferrocarril y los depósitos de gasolina de la Esso Standard Oil, entre otras dependencias. Después intercambiaron algunos disparos con elementos «masferreristas».

El día 4 el enemigo abandonó Velazco, y el 8, fuerzas de la Columna 12 sostuvieron un encuentro en Jobabo. El 10, en la carretera entre Holguín y Aguas Claras, combatientes de la Columna 14 interceptaron tres vehículos, con saldo de un enemigo muerto y otro prisionero.

Con relación al Cuarto Frente, en sus instrucciones para la ofensiva final, el Comandante en Jefe dispuso: «las tropas rebeldes que operan en el centro y oeste, guardando la entrada de la provincia de Oriente, deben cortar todo refuerzo al enemigo que quiera entrar en la provincia».

En cumplimiento de tal orden, el 17 de noviembre, los combatientes sostuvieron un encuentro con el enemigo en las proximidades de Puerto Padre. El 23, una patrulla del pelotón de Suñol tuvo un costoso revés cuando fue sorprendida por el ejército en Matatoros, donde al término de un desigual combate once rebeldes resultaron muertos Pero ello no amilanó a los revolucionarios, pues efectivos de ese mismo pelotón combatieron el 27 en el cementerio de Chaparra, acción en la que ocasionaron al enemigo un muerto, dos heridos y un prisionero.

Días antes, en la Guanábana, el pelotón del capitán Roger García había atacado a un convoy militar compuesto por catorce vehículos con suministros para las tropas de Holguín. La carga quedó en poder de los rebeldes, tras combatir por más de dos horas contra la compañía llegada como refuerzo. En esa acción un rebelde murió y el capitán Roger García resultó herido.

El 29, en las cercanías de San Andrés, combatientes del frente lucharon durante doce horas contra una compañía bajo el mando del sanguinario comandante Jesús Sosa Blanco. El ejército logró retirarse hacia ese poblado con unos diez muertos y numerosos heridos. Por la parte rebelde el saldo fue de tres muertos y ocho heridos.

Todo el día 9 de diciembre, fuerzas comandadas por Delio Gómez y el capitán Eduardo Suñol combatieron en La Entrada contra una tropa también dirigida por Sosa Blanco.

El enemigo pudo retirarse, pero el 15 fue enfrentado en Bocas por miembros de la Columna 32, bajo la dirección del capitán Omar Fernández y el teniente Lizardo Proenza; y en el río Cacoyugüín, por efectivos encabezados por el jefe del frente. No obstante, los rebeldes no pudieron impedir el avance del adversario hasta Gibara.

Mientras tanto, el día 12 combatientes capitaneados por Arsenio García se apoderaron de una avioneta Piper, del Regimiento de Holguín a unos quince kilómetros de esa ciudad, y el 13 impidieron la salida de Holguín del pelotón enemigo montado en once camiones y una tanqueta. El 15 ocuparon la microonda de Buenaventura, a unos treinta kilómetros de la ciudad de Holguín y a solo dos de la tercera Tenencia del Escuadrón no. 71 de la Guardia Rural.

Por esos días fueron atacados los cuarteles de Bartle y Manatí. Contra el primero entraron combatientes de la Columna 12 bajo la dirección del comandante Sardiñas, quienes escenificaron un encarnizado combate en el cual tres rebeldes perdieron la vida y varios recibieron heridas. En el segundo caso, la acción estuvo a cargo de un pelotón encabezado por el capitán Rafael Castro; concluyó con la retirada de los rebeldes debido a la llegada de un numeroso refuerzo procedente de Holguín.

Ataque a Puerto Padre

El 23 de diciembre, el jefe del Cuarto Frente decidió sitiar y atacar Puerto Padre. Para ello dispuso que un pelotón de la Columna 32, bajo el mando del capitán Otto Muster, atacaría el pequeño cuartel de la Marina, en tanto el del capitán Roberto Fajardo lo haría contra la jefatura de la Policía Nacional, y el del capitán Ernesto Hernández, Habana, se encargaría de tomar la zona Fiscal. Un pequeño grupo dirigido por el capitán Isael Cruz Saavedra tomaría el Ayuntamiento. El pelotón del capitán Arsenio García pondría sitio al cuartel, conjuntamente con un pelotón de la Columna 12, bajo las órdenes del capitán Juan Olivera, y una escuadra reforzada de la Columna 32, a cargo del teniente Confesor Fajardo. Por otra parte, doce escopeteros combatirían contra el fuerte de La Loma.

El ataque a Puerto Padre perseguía como objetivo fundamental que las tropas destacadas en la capitanía de Delicias avanzaran y fueran sorprendidas en Loma Blanca, donde el capitán Suñol se había emboscado con todos sus hombres.

La comandancia quedó instalada casi a la entrada de Puerto Padre, donde se situó una emboscada. Al respecto, el comandante Delio Gómez Ochoa plantea:

Primero debíamos tomar, en un asalto rápido, la zona Fiscal y el Ayuntamiento, adueñarnos de lo que era fundamentalmente el área de la población urbana, y aislar el cuartel y la jefatura de Policía. Posteriormente debíamos reforzar a Roberto Fajardo que, con un pelotón, atacaba la jefatura de Policía, donde había unos veinte o treinta hombres —suponíamos nosotros— lo cual era cierto...

Había tres o cuatro en la zona Fiscal, tres o cuatro en el Ayuntamiento, los ocho de la Marina, los doce que estaban en el fuerte de La Loma, los veinte y pico de la estación de policía, y los soldados regulares que estaban en el cuartel. Entre cuarenta y cincuenta, se decía... En total, unos ciento veinte soldados armados, entre Ejército, Marina y Policía... Se cortó el abastecimiento de energía eléctrica que tenían el cuartel y la estación de policía, se cortó la comunicación telefónica con Delicias, donde se hallaba el grueso de las fuerzas enemigas.

Allí había un batallón completo y con buenas armas, tenían unas cuantas ametralladoras calibre 50 y una 30, pero realmente no avanzaron.

Los defensores de la estación de Policía y de la marítima se rindieron en las primeras horas de la mañana del 25, lo que permitió reforzar el sitio al cuartel. Poco después, el capitán Arsenio García sostuvo conversaciones con el sargento que se hallaba al frente de aquella guarnición, la que, al igual que el fuerte de La Loma, se rindió a las 6 de la tarde del mismo día.

Delio Gómez Ochoa se encontraba en San Agustín de Aguarás el 27 de diciembre, donde recibió la orden del Comandante en Jefe de reunirse con él en el central América. De allí ambos se trasladaron a Palma Soriano, donde Fidel le ordenó sitiar Holguín y Victoria de las Tunas, y le manifestó que para el ataque a la primera, contaría con el refuerzo de una unidad del Segundo Frente Oriental Frank País.

El sitio a Holguín comenzó el 28. Ese día, combatientes del Cuarto Frente, en coordinación con la Columna no. 17 Abel Santamaría del Segundo Frente, liberaron San Germán. El 29, las fuerzas dirigidas por el capitán Suñol tomaron el Ayuntamiento y la estación de Policía de Gibara, pero poco después se retiraron y, al día siguiente, efectivos de la Columna 12, comandados por Sardiñas, y de la 13 Ignacio Agramonte, del Frente de Camagüey, liberaron Jobabo.

A las 12 de la noche del 31 de diciembre, combatientes del frente, bajo el mando de Delio Gómez, atacaron el Regimiento de la Guardia Rural en Holguín. Un pelotón dirigido por el capitán Otto Muster, reforzado con una ametralladora calibre 30, atacó la compañía de jefatura; otro tomó la Loma de la Cruz y un tercero se posesionó en el Cerro del Fraile. Algunos pelotones fueron distribuidos en la parte posterior del enclave enemigo, con instrucciones de cavar trincheras para un sitio prolongado.

Los hombres del capitán Ernesto Hernández se ubicaron entre Buenaventura y Holguín, en la carretera que conduce de Matatoros al regimiento. La comandancia quedó instalada en el campamento del río Matatoros y el capitán Suñol se emboscó entre Aguas Claras y Holguín. Al amanecer del 1o. de enero de 1959 se les incorporó una compañía dirigida por el comandante Abelardo Colomé Ibarra, del Segundo Frente Frank País.

Los rebeldes penetraron en la fortaleza enemiga en horas de la noche del propio día primero, después de parlamentar con sus jefes mediante representantes de la Cruz Roja y de las instituciones cívicas de la ciudad; conversaciones a la que asistió una delegación de los rebeldes. Esa noche también se rindió Victoria de las Tunas a las fuerzas de la Columna 12, encabezadas por el comandante Lalo Sardiñas.

El Cuarto Frente Simón Bolívar tuvo un corto periodo de existencia, pero ello no impidió que cumpliera importantes y significativas misiones. Además de propinar costosos reveses al enemigo en cada una de las acciones emprendidas, sus combatientes cumplieron cabalmente la orden de impedir el acceso del ejército a la provincia oriental.

 

1 Tomado de: Ejército Rebelde. El Alma de la Revolución, t. 2, ob. cit., pp. 44-51.