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Sentido homenaje a Fidel en Santa Clara

Fidel en Santa Clara. Foto: Archivo
Fidel en Santa Clara. Foto: Archivo

Con igual sentimiento de dolor por la pérdida y agradecimiento hacia el líder histórico de la Revolución Cubana en el primer aniversario de su desaparición física, el pueblo santaclareño protagonizó este jueves una formidable peregrinación desde el Parque Leoncio Vidal hasta el Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara, sitio donde artistas y creadores del territorio realizaron una velada cultural en evocación de Fidel.
 
Durante el tributo, donde estuvieron presentes las principales autoridades del Partido y el Gobierno en el territorio, Julio Lima Corzo y Alberto López Díaz, respectivamente, se recordó el reencuentro entre Fidel y el Che la noche del 30 de noviembre del 2016, cuando las cenizas del Comandante en Jefe pernoctaron en el Memorial que guarda los restos del Guerrillero Heroico y sus compañeros de la guerrilla boliviana, en su tránsito hacia Santiago de Cuba.
 
CON FIDEL EN LA MEMORIA
 
El gran cariño profesado por el pueblo villaclareño hacia Fidel no es más que la retribución a la obra de un hombre que tuvo una presencia permanente en estas tierras, a las que visitó en innumerables ocasiones para fundar fábricas, inaugurar escuelas, intercambiar con su pueblo, transmitir aliento en situaciones extremas o presidir importantes actividades.
 
Tal vez por esas razones de Fidel aquí solo se habla en presente. Cualquier persona, por joven o adulta que sea, puede dar detalles de su permanencia física en este territorio. En el estadio Sandino, la textilera, Jibacoa, los campismos de Corralillo, el hotel Hanabanilla, la Escuela de Instructores de Arte, la Inpud Primero de Mayo, un organopónico o algunos de los tantos lugares que visitó en esta provincia, encontrarás a alguien que te diga «aquí estuvo el Comandante».
 
Y hasta los niños pueden contarte que mucho antes del triunfo del 1ro. de enero de 1959, en diciembre de 1950, Fidel vino a Santa Clara para realizar su primera autodefensa en la Sala Primera de lo Penal del Tribunal Provincial, como resultado de una protesta estudiantil desarrollada en Cienfuegos contra las arbitrarias medidas del ministro de Educación, Aureliano Sánchez Arango, juicio en el que se convirtió por vez primera, de acusado a acusador.
 
Pero no es solo en la capital de la provincia. En la mayoría de los municipios está la impronta de Fidel. En Encrucijada, por ejemplo, la gente se sabe de memoria el día que aquel joven esbelto y carismático fue hasta ese poblado con el fin de conocer a la familia de quien sería el segundo jefe del Movimiento organizado por la Generación del Centenario, Abel Santamaría Cuadrado.
 
A los moradores de Santa Clara, el 6 de enero de 1959, Fidel les trajo la mejor ofrenda que podían recibir por el advenimiento del nuevo año, el regalo de la libertad. Julio López, quien venía junto al jefe de la Revolución formando parte de la Caravana de la Libertad, recuerda que aquella resultó una jornada apoteósica, como nunca antes se había visto en áreas del Parque Vidal, donde enamoró a la grandiosa manifestación que lo vitoreaba, a la que dijo:
 
«No venimos nosotros a hablarle al pueblo, sino venimos a que el pueblo nos hable a nosotros. El que tiene que hablar de ahora en adelante, el que tiene que mandar de ahora en adelante, el que tiene que legislar de ahora en adelante, es el pueblo».
 
Marta Anido, conocida historiadora e intelectual santaclareña, señala que si bien la gente sabía de Fidel y sus hazañas en Oriente, fue precisamente a partir de aquel día que comenzó a tejerse la leyenda del cariño recíproco entre Fidel y los villaclareños, porque encantó a todos con su verbo encendido y se hizo, como dice Carilda Oliver, novio de todas las niñas.
 
Así fue como el líder de la Revolución volvió a este terruño en innumerables ocasiones. La Universidad Central Marta Abreu de Las Villas y sus científicos pueden dar fe de la pasión del Comandante por la ciencia. Aún se recuerda su presencia en el Instituto de Biotecnología de la Plantas (IBP) o en el Centro de Bioactivos Químicos (CBQ), para concebir y diseñar nuevos proyectos en beneficio del país.
 
Frescas en la memoria de los artistas e intelectuales villaclareños están sus encuentros con el Grupo Teatro Escambray en pleno lomerío, participando como uno más en los debates junto a Sergio Corrieri y los demás actores. Rafael González, actual director del elenco, aún lo recuerda aportando ideas en obras como La Vitrina, además de sugerir temas, lo cual podía hacer por ser un hombre de profunda sensibilidad hacia la cultura, según rememora.
 
Y cuando hubo peligros, era de los primeros en llegar a la zona de desastre. Por eso, en Placetas durante el accidente ferroviario, en Corralillo e Isabela cuando el paso de devastadores ciclones y en 1988 fue capaz de montarse en un equipo anfibio para infundir confianza a los moradores de Jibacoa, algo que, como reconocen Ernesto López y Calixto Cabello, hizo olvidar la mayor inundación en 50 años en el lomerío manicaragüense.
 
Luego se produjo un impase en las visitas del líder de la Revolución, que se extendió durante varios años, motivado desde luego por razones de trabajo. Sin embargo, muchas personas comentaban que a Fidel no le gustaba venir a Villa Clara, tesis desmentida por el propio Comandante el 30 de septiembre de 1996, cuando en cuestión de horas hizo desbordar la plaza del Che, donde aclaró:
 
«Yo les puedo asegurar, con la sinceridad que me ha caracterizado siempre, que eso no tiene absolutamente nada que ver con el cariño, el respeto y la admiración que yo he sentido siempre y sentiré siempre por Santa Clara y por Villa Clara».
 
Aún se recuerda cómo, durante la actividad, una mujer enarbolaba una pancarta en la que imploraba: ¡Fidel, háblame, te necesito! y a los cientos de miles de villaclareños mientras vitoreaban y agradecían a Fidel por su presencia en Santa Clara.
 
Aquel acto significó un antes y un después para el territorio, que apartir de entonces se convirtió en la provincia más estable del país, ganadora incluso de varios sedes y reconocimientos en la emulación moncadista.
 
A esa plaza volvería un año después, en 1997, para honrar a su hermano de lucha, a quien no vino a despedir, si no a recibirlo, porque, como expresó en memorable discurso durante aquella jornada histórica, el Che está librando y ganado más batallas que nunca, gesto reciprocado por el Guerrillero de América, quien el 30 de noviembre del pasado año acogió a Fidel en su campamento general en Santa Clara, para juntos concebir nuevas batallas.
 
Quienes conocen a esos dos grandes hombres, saben que esa noche de reencuentro no fue un instante más en sus azarosas vidas de guerrilleros. De seguro repasaron la historia, los días previos al desembarco del yate Granma, el duro revés de Alegría de Pío y aquella decisión de Guevara de ser médico o soldado. El Che recordó la Batalla de Santa Clara y Fidel reiteró el reconocimiento por la proeza realizada.
 
Fue quizás también la oportunidad de Fidel para confesarle a su amigo lo difícil que había sido aceptar su muerte, y también, las muchas  veces que había soñado con él, que estaba vivo. Y como siempre no faltaron las bromas, y la mirada crítica al convulso mundo de los vivos, con sus injusticias e inequidades.
 
A un año de la partida física de Fidel hacia la inmortalidad, se me antoja que la despedida entre esos dos gigantes de la historia americana no podía ser otra que repetir lo expresado por el Che al Comandante en Jefe en su carta de despedida: «Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos», a lo que Fidel respondería: «Gracias Che, por tu historia, tu vida, tu ejemplo».

Fuente: 

Periódico Granma

Fecha: 

01/12/2017