Poncio Pilatos se lavó las manos
Tan grande fue la presión contra el bloqueo de Estados Unidos a Cuba, que el día en que Raúl declaró categóricamente que nuestro país no ingresaría en la OEA, el Secretario de la desprestigiada institución comenzó a preparar el terreno para la participación de Cuba en una eventual futura Cumbre de las Américas. Su receta es derogar la resolución que decidió la expulsión de la Isla, por razones ideológicas. Tal argumento es verdaderamente risible, cuando importantes países como China y Vietnam, de los cuales el mundo actual no puede prescindir, están dirigidos por Partidos Comunistas que se crearon sobre las mismas bases ideológicas.
Los hechos históricos demuestran la política hegemónica de Estados Unidos en nuestra región y el papel repugnante de la OEA como odioso instrumento del poderoso país.
La fórmula de Insulza es borrar del mapa el criminal acuerdo. Raúl declaró en Cumaná que Cuba jamás se reintegraría a la OEA. Utilizando una frase lapidaria de Martí expresó que primero “se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila”.
En esa misma ocasión respondiendo a un supuesto gesto de Obama, que ofrecía conversar con Cuba sobre democracia y derechos humanos, le respondió que el Gobierno de Cuba estaba dispuesto a discutir cualquier tema con él sobre la base del más absoluto respeto a la igualdad y soberanía de ambos países. Nuestro pueblo conoce perfectamente bien el significado y la dignidad de esas palabras.
Entre las demandas públicas de Obama está la liberación de los sancionados a prisión por sus traidores servicios a Estados Unidos, que a lo largo de casi medio siglo ha estado agrediendo y bloqueando a nuestra Patria.
Raúl declaró que Cuba estaba dispuesta a ejercer clemencia si Estados Unidos los recibía y ponía en libertad a los cinco héroes antiterroristas cubanos.
No obstante, tanto el Gobierno de Estados Unidos como la gusanera dentro y fuera de Cuba, han reaccionado con todo tipo de arrogancia.
La AP y algunas otras agencias cablegráficas han insinuado divisiones en el seno de la dirección revolucionaria.
Según AP, “Un prominente activista de los derechos humanos” expresó que “la mayoría de los dos centenares de presos cubanos prefieren cumplir largas sentencias en la Isla en vez de ser canjeados por cinco agentes comunistas presos en Estados Unidos como ha sugerido el Presidente Raúl Castro.
“Es casi unánime entre los presos que no sean cambiados por militares arrestados en flagrancia, haciendo espionaje en los Estados Unidos”, dijo la agencia invocando al jefe de la mal llamada “Comisión Cubana de Derechos Humanos y Conciliación”. Habría que ver ahora a quiénes califica con ese concepto. El Papa Juan Pablo II no distinguía entre presos políticos y presos comunes cuando visitó Cuba, y solicitó clemencia para un número de ellos. Realmente en Estados Unidos la mayoría de los calificados como presos comunes son, por lo general, las personas más pobres y discriminadas.
“Obama, sin embargo ―expresa más adelante la AP―, podría padecer consecuencias políticas graves si accediera canjear a los cinco agentes comunistas condenados por espionaje en el 2001. El jefe del grupo fue implicado en la muerte de cuatro exiliados cuando sus aviones fueron derribados por aviones de guerra cubanos en el 2001.” ¿No constituye acaso ese cable una amenaza al Presidente de Estados Unidos?
El presunto líder mercenario fue microfraccionario, procedía de la juventud del antiguo Partido Comunista que después se integró al nuevo partido creado por la Revolución. Cuando nos vimos en la necesidad de discrepar con la URSS por la decisión incorrecta de negociar un acuerdo sobre la Crisis de Octubre con Estados Unidos sin consulta previa con nuestro país, el sujeto se volvió enemigo de la Revolución. Sirvió a la superpotencia durante todo el mandato de Bush. Ahora se da el lujo de ser instrumento para amenazar a Obama.
La AP no dice una palabra de las cadenas perpetuas impuestas en juicios amañados a los Cinco Héroes, las mentiras elaboradas con la complicidad de las autoridades, el trato cruel que han recibido y muchos hechos más relacionados con el caso. Esas son las calumnias que se publicaron en muchos medios de difusión del mundo.
Cuando la salud de alguno de los mercenarios lo requería, el Gobierno de Cuba nunca dejó de ejercer la clemencia, sin que Estados Unidos lo exigiera.
El Gobierno de Cuba, por otro lado, nunca practicó la tortura, es algo reconocido por el mundo. El Presidente de Cuba no puede ordenar el asesinato de un adversario. ¿Ha condenado el nuevo Presidente de Estados Unidos esa odiosa práctica? Si lo hace, créame que no vacilaré en reconocer la impresión de sinceridad que nos dio a todos inicialmente.
Mañana volveremos a reunirnos con Daniel. En menos tiempo del que tuvo que esperar en el avión de LACSA en Puerto España bajo el intenso calor del trópico, la nave cubana lo trasladará a su querida patria.
Fidel Castro Ruz
Abril 23 de 2009
2 y 54 p.m.